martes, 12 de julio de 2011

LIderazgo

La palabra líder suele traer a la memoria el papel de dirigentes, personas o cargos influyentes, especialmente en el mundo institucional, organizacional, o deportivo.

Existe no obstante una nueva visión, sobre el auténtico liderazgo, Joseph O’Connor lo define como la capacidad de “llevar a la práctica lo que es importante para la persona”, con la ayuda, si es preciso,  de personas que compartan opiniones o intereses parecidos.

Esta descripción ofrece una perspectiva mucho más amplia y abierta sobre esta capacidad. Ya no es algo circunscrito al mundo organizacional o institucional, sino más bien una competencia necesaria para cualquier persona en una sociedad en constante cambio.

Cuatro son los pilares que lo sustentan: 
- Autoconocimiento y autodescubrimiento (Inteligencia intrapersonal)
- Pensamiento estratégico (a grandes rasgos, la capacidad de definir y conseguir objetivos)
- Inteligencia interpersonal (habilidades de comunicación e influencia, trabajo en equipo...)
- Pensamiento sistémico (comprender y optimizar las interacciones de distintas variables en contextos diferentes para la consecución de los objetivos formulados)  

El autoliderazgo es el eje central para que el líder sea merecedor de confianza, ante sí mismo (sí, ante sí mismo) y, en su caso, ante los demás. No es capaz de liderar a los demás quien no es capaz de liderar su vida.

El líder de grupos añade a las dos competencias anteriores, la inteligencia interpersonal y el pensamiento sistémico, si bien se trata de habilidades igualmente operativas y necesarias en el día a día. (¿Quién no tiene que tratar con niños, compañeros, vecinos, amigos o desalmados directores de banco...?)

Es fundamental entender que el verdadero líder de grupos, no prioriza el servicio de los intereses egocéntricos, más bien ejerce su influencia en nombre de un propósito superior,  grupal o institucional; permitiendo y facilitando que sus colaboradores protagonicen y desplieguen sus competencias y aprendizajes pendientes.

No podemos olvidar uno de los aspectos oscuros del liderazgo, el ansia de poder para  ejercer una influencia intrusiva e interesada en el pensamiento ajeno. Este tipo de liderazgo ha conducido en casos extremos a auténticas masacres (en la mente de todos están  los suicidios en masa inducidos por supuestos gurús sectarios) y en no pocas ocasiones a engaños y frustraciones.

Detrás del carisma de tales sujetos, suelen habitar profundas carencias que compensan su falta seduciendo desde un yo social sobredimensionado e interesado, ¡y también hábil! La aptitud al servicio de una actitud confusa es la peor de las armas; de nuevo remarcar ante este peligro, la importancia del contacto auténtico con uno mismo (y esto incluye la humildad no resignada) para evitar ser seducido por las luces fatuas del lado oscuro del liderazgo. 


www.josepguasch.com

Curso de liderazgo módulo I 
Curso de liderazgo módulo II 

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